12 febrero 2014

¿Y SI LOS NUEVOLEONESES FUERAMOS FELICES?


La ucronía es un género literario para novelar hechos pasados como si hubieran ocurrido de manera diferente. En ese mundo alternativo, los aztecas vencen a Hernán Cortés, los franceses nos imponen la dinastía de Habsburgo tras la muerte por senectud de Maximiliano, y luego de una apertura democrática, Pancho Villa es electo Presidente de México. Hasta donde tengo noticias, nunca se ha escrito en México una novela de este género.

Imagino una ucronía para la historia reciente de Nuevo León. El Huracán Alex ha devastado el Área Metropolitana de Monterrey – hecho que sí fue cierto – y los tres ordenes de gobierno acuerdan reconstruir la urbe regiomontana. La tragedia social se convierte, gracias a nuestra inventiva, en oportunidad: de los escombros de puentes, avenidas y el lecho del Río Santa Catarina, levantamos la primera ciudad ecológica de América Latina, abastecida por energía renovable (biomasa, eólica y solar) por lo que los regios vivimos libres de emisiones de carbono y de residuos.

El gobierno del Estado ha negociado con las altruistas centrales obreras para que el transporte público funcione con hidrógeno o cualquier otra modalidad de energía limpia. El Presidente de la República nos ha enviado recursos federales para operar este diseño inteligente y los regiomontanos decidimos, por voluntad propia, movilizarnos a pie o en bicicleta. Los contados vehículos serán eléctricos. Vivimos en pequeñas zonas urbanas autosuficientes y sustentables en polos de no más de 50 mil habitantes.     

Hace unos días leí una novela del mismo género, escrita por Philip Dick: “El hombre en el castillo”. En esta ucronía, con un mundo alternativo, la Segunda Guerra Mundial ha terminado con la victoria de Hitler sobre los aliados. Estados Unidos ha sido vencido por el Tercer Reich y una parte de su territorio es anexionado a Japón. Los nazis han aniquilado a judíos, negros y mexicanos. En uno de sus capítulos, aparece una novela de ciencia ficción, escrita para niños, en la que se dibuja una realidad alterna: los Aliados ganan la guerra, Hitler se suicida con su amante en su bunker de Berlín y el mundo se divide entre soviéticos y norteamericanos.

Copiando a Philip Dick, en mi ucronía sobre el Monterrey sustentable, circula, por el contrario, una novela de terror: los tres ordenes de gobierno no se ponen de acuerdo para rehacer el Estado tras el huracán Alex. Todos quieren pararse el cuello en las obras de reconstrucción. Las autoridades piden “moche” indiscriminado a constructoras y proveedores. Pasan años sin que se restauren por completo las vialidades  y la infraestructura metropolitana. El lecho del Río Santa Catarina sigue intacto como zona de desastres. Por fortuna, en mi ucronía, esta novela es tan absurda y terrorífica que nadie la toma en serio y termina olvidada, sin leerse, en los iPads de los felices y ecológicos nuevoleoneses. 

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