Con
oportuna erudición, Ramón López Castro –rival de Wikipedia en temas de cine y
literatura como pocos literato que conozco -- me ha enmendado la plana en
relación al artículo “Una realidad alterna en donde los regios fuimos felices”.
En ese texto escribí que, hasta donde tengo noticias, no se ha escrito en
México una novela del género denominado ucronía, es decir, narrar hechos
históricos como si hubieran ocurrido de manera diferente.
López
Castro cita algunas de estas narraciones de escritores mexicanos o referidas a
la historia de nuestro país en registro alterado. En principio de cuentas, “El
réferi cuenta nueve” del muy injustamente olvidado Diego Cañedo: en una
realidad alterna, México es invadido por los nazis los cuales construyen campos
de concentración – según investigué más a fondo la trama -- en algunos estados
como Nuevo León. La novela de Cañedo es larguísima (más de 400 páginas) casi
desconocida y López Castro la data
acertadamente en 1943.
Para mi
sorpresa, Alfonso Reyes reseña la novela de Cañedo en su artículo “Una nueva
novela mexicana”, a los pocos días de haberse publicado, con atinados elogios
al autor: de su ucronía dice que es un “precioso recurso de la fantasía” e
imprudente, Reyes revela el final de la trama, a saber, “la invasión de México
por las potencias del Eje y su final liberación”.
Como
corolario, Reyes ensalza a Cañedo (pseudónimo del arquitecto Guillermo Zárraga,
nacido en 1892 y muerto a mediados de los años 70), y desliza una curiosa
crítica vedada al régimen, dada la proverbial discreción que el Regiomontano Universal
siempre profesó en asuntos políticos: “No dudamos en recomendar su lectura y
creemos que enriquece considerablemente el acervo de la novelística mexicana.
La negra pesadilla del gobierno pelele puede resolverse en un despertar
salutífero para muchos lectores”.
López
Castro concluye su enumeración de ucronías ambientadas o creadas en México,
citando una novela breve –o noveleta diría Unamuno – escrita por él mismo:
“Soldados de la incertidumbre”, obra que leeré en cuanto pueda adquirir un
ejemplar.
Por amnesia
imperdonable mía – habrá olvidos que sí merecen ser perdonados – no traje a
colación en mi artículo de ayer, una hermosa ucronía escrita por otro mexicano:
el recientemente fallecido José Emilio Pacheco y que seguirá sepultada en algún
número remoto de la revista Proceso, hasta que los deudos del autor de Inventario no recopilen todas sus joyas
literarias disfrazadas de artículos periodísticos semanales.
En ese
texto, Pacheco narra la biografía de un poeta español, exiliado en México a
causa de la Guerra Civil, que escribió lo mejor de su obra en nuestro país, entre
poemarios y dramaturgia, y que murió a edad avanzada, becado como investigador
del Colegio de México. El poeta biografiado por Pacheco se llamó Federico
García Lorca.
Ya se ve
que la literatura, a veces, o generalmente, o siempre, es mejor que la propia
vida.
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