El lector de periódicos impresos quiere
informarse; el lector de diarios digitales quiere no sólo enterarse sino
participar: no aspira a ser un consumidor de notas y reportajes sino un
“prosumidor”, un productor de noticias que las recibe y digiere. Y luego las
editorializa y viraliza. Por eso, más que lectores, son usuarios de noticias:
las leen y también las usan.
Cuando el diario impreso se traslada al
entorno virtual se convierte en un instrumento de conversación a veces
estridente, casi siempre trivial, en igual medida como ya lo son las versiones
en papel. La única diferencia es que en la web la información se vuelve de
todos y de nadie.
La mayoría de los periódicos se han
adaptado al nuevo entorno. Han dejado de cobrar el acceso a sus versiones
digitales. No exigen peaje para que naveguemos en su menú de noticias,
reportajes o artículos de opinión del día.
¿Entonces por qué algunos medios de
comunicación en México sí cobran una cuota por visitar sus sitios? Simple:
toman distancia de la evolución mediática porque pretenden utilizar la red no
para interactuar sino para mantener el control y la propiedad de la
información, o más bien, su información. Incluso la aplicación que
ofrecen en sus sitios para que sus lectores opinen, exige pagar una cuota
previa como usuario.
Por eso han iniciado una ofensiva mediática
en contra de Internet, Facebook, Twitter, los blogs, los videoblogs y en
general el periodismo participativo. Estos medios se defienden con el argumento
de que actúan por mero instinto comercial (según ellos les deja más dinero vender
la entrada a su sitio que abrirlo sin más). Suponen que abrir gratuitamente su
versión online les resultará menos
rentable. Pero esto es falso.
Aun desde un punto de vista puramente
comercial se equivocan: en España, el periódico gratuito más leído es 20 Minutos y, por cierto, también es uno
de los mayores negocios informativos en español cuya versión en línea, con más
de 700 mil visitas diarias en promedio, es la más leída en Iberoamérica. ¿Pero
de dónde obtiene 20 Minutos sus ingresos
si es gratis? De la publicidad privada y de los llamados servicios accesorios.
Estamos viviendo la economía de la gratuidad: lo gratuito es buen negocio.
Ningún medio de comunicación, en ninguna
parte del mundo, vive de sus suscriptores. La publicidad es el único medio de
subsistencia para cualquier periódico impreso o en línea (además del subsidio
extraoficial del gobierno con el que malamente se oxigena el 90 por ciento de
ellos, al menos en México).
La aldea global del periodismo, ahora
digita y gratuita, impone sus reglas a todos los medios informativos, que
ciertos periódicos aldeanos se niegan a cumplir.
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