La primera en decírmelo fue mi
madre. Las cosas que merecen trascendencia te las cuentan los amigos pero las
que ganan eternidad son siempre privilegios de una madre.
¿Por qué este hombre habrá de
trascendernos? Porque era dueño de la paciencia, patrimonio de los grandes.
Sufrió como nadie y cultivó la fe como ninguno. Y volvió a llenar con hechos y
obras el olvidado verbo amar.
¿Por qué este hombre habrá de
trascendernos? Porque supo hacer de la política un rincón para negociar lo
secundario, pero nunca un mercado donde vender lo fundamental, así tuviera que
caminar sonriente, la senda del martirio.
¿Por qué este hombre habrá de
trascendernos? Porque hizo de su integridad bandera, de sus quimeras
principios, de sus amores legado. En una época donde naufragan los soñadores,
pudo regresarme la confianza de soñar, perdonar y saber, por encima de todas
las cosas, que quien lee estas líneas es mi hermano.
¿Por qué este hombre ganará la
eternidad? Porque ningún idioma tiene palabras suficientes para describir tanta
grandeza y narrar el prodigio que guarda el vocablo dignidad. Sólo con el tiempo
entenderemos el honor de haber sido contemporáneos suyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario