12 diciembre 2013

EL INFARTO DE ANDRÉS MANUEL

El líder de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, cena en la ciudad de México con el Consejo Editorial de La Jornada. Resiente un malestar que achaca a sus viejas dolencias del colon. Los problemas estomacales son el calvario de su cuerpo sesentón. Siempre ha sido indisciplinado con su dieta y sus horarios de descanso, pero de nuevo evita los avisos de su mala salud fingiendo que no le pasa nada. Andrés Manuel es un apasionado del trabajo: duerme poco y acostumbra prolongar a deshoras su apretada agenda laboral.  

El ejecutivo de la derecha japonesa, Kenichi Uchino, tiene la mitad de los años de Andrés Manuel y cena con sus colegas de Toyota City en un restaurante de sushi en Tokio. Siente una vaga molestia que confunde con gastritis. Sus padecimientos registran como epicentro su aparato gástrico. Es un hombre ordenado pero amante ferviente del trabajo. Tiene la costumbre de dormir poco y mal.

Andrés Manuel planea continuar su jornada laboral después de la cena. Ríe con las bromas de Rafael Barajas, “El Fisgón”. Atenderá algunas citas más y seguirá preparando el cerco al senado en contra de la reforma eléctrica. Ha recibido una llamada al celular de Martí Batres, presidente de Morena, que responde entrecortado. El dolor en el pecho es un clavo ardiente. Antes de pretender tomar el control de la situación, pierde el conocimiento. Luego despierta. Reacciona estoico y camina lúcido por la entrada de urgencias de Médica Sur. Ha sufrido un infarto agudo de miocardio.

Kenichi Uchino cree que el vino ingerido en la cena le sienta mal, pero regresa a cubrir el turno nocturno, que él mismo se ha impuesto. Recibe una llamada al celular del Presidente del Consejo Administrativo de Toyota. Ambos ríen por la costumbre de ser workaholics. Un golpe seco le corta la respiración. Presiente que esta vez no es gastritis. Su chofer le abre la puerta del carro y camina sofocado por la entrada del corporativo. Se desploma en el escritorio de su oficina. Ha sufrido un infarto agudo al miocardio. Muere a las 4:20 horas.

Cierto internista de Médica Sur revela un diagnóstico extraoficial sobre el famoso paciente: “Andrés Manuel se enfermó por agotamiento”. Los japoneses tienen una palabra para explicar este fenómeno cada vez más común en el mundo moderno: karoshi.

La joven viuda de Kenichi Uchino denuncia a los medios masivos la verdadera enfermedad que arrastró a su marido a la tumba: karoshi, culpable del 30 por ciento de las muertes de profesionistas en Japón. Decide demandar a Toyota por propiciar el infarto fatal de su esposo, “un accidente laboral de consecuencias incalculables”. Al cabo de un año la corte nipona le da la razón y gana una indemnización millonaria.


Y la esposa de Andrés Manuel: ¿a quién denunciará por propiciar el infarto de su marido, víctima también de “un accidente laboral de consecuencias incalculables”?                 

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