22 agosto 2013

SOCIEDAD CIVIL, FACEBOOK Y OTRAS QUIMERAS




Hace un par de años la revista Time nombró Persona del Año a todo el mundo. No nominó a una empresa, ni a una agencia, ni siquiera a una asociación civil en particular. Eligió, literalmente, a toda la humanidad. Fue una estupidez: comenzó así una especie de veneración por cualquier tipo de sociedad. ¿Cinismo o ingenuidad?

El curioso premio del Times también se restringió: la portada decía que la persona del año era You. Es decir, no Yo, sino . Y para limitar más el punto, aquella portada del Time se ilustró con un monitor en forma de espejo donde uno se veía a sí mismo como reflejo consagrado.

Luego, si uno revisaba la letra pequeña de la plana inferior, descubría que no se trataba de premiar a cualquier You, sino a aquellos que fueran miembros de alguna red social como lo es Facebook. La letra chiquita del Times decía textual: "Sí, tú. Tú que controlas la Era de la Información. Bienvenido a tu mundo. Lo dicho: ahí estaba el truco, el quid. Y es que hay de tús a tús. Al menos mi no controla ninguna “Era de la Información”, ni nada por el estilo.

Además, a los usuarios de redes sociales no nos gusta controlar ni ser controlados por nada ni nadie. ¿Qué acaso la web no nació como espacio para la anarquía creativa? Seguro habrá muchos You que sí quieran controlar una que otra Era, o uno que otro software, comenzando por la clase política, siempre tan inocente en su maquiavélica perversión.

Pero no acaba aquí el enredo. Cuando pasaba uno a los interiores de ese número antológico del Time se topaba con un texto explicativo de la portada. Según su editor, Richard Stengel, el primer blogero de la historia fue Thomas Paine y el antecesor de Facebook fue nada menos que el Almanaque Poor Richard del siglo XVIII. De manera que casi elevó de un plumazo a todos los jóvenes usuarios de las redes sociales a “Padres fundadores de la Patria”.

Stengel decía también que los blogeros y las personas que suben videos a YouTube (65.000 videos nuevos al día; 100 millones vistos diariamente) llevan y traen noticias de manera más auténtica que los tradicionales medios de comunicación. ¿De verdad son más auténticos porque lo hacen sin ánimo de lucro? No lo creo: cualquier defensor del periodismo ciudadano –como es mi caso – se negaría a suscribir semejante exceso.

No sé si esto sea compulsión por lo efímero o como dice el sociólogo Ricard Sennett, una proyección de nuestra ansiedad moderna. Pero al igual que muchos miembros de ONG, los usuarios de Facebook, por más que junten miles y miles de convocantes en calidad de “likes”, no representarán per se el sentir ciudadano, sino apenas el muy pequeño segmento de población que entra a Internet, y que el Time confundió como si fuera la sociedad entera.

Moraleja: a todo aquel que se asome de nuevo por el espejo de aquella portada célebre del Time tenga cuidado antes de pavonearse como único exponente de la sociedad civil: no vaya ser que por estar admirando su imagen ahora célebre, se ahogue en el lago narcisista y egocéntrico que brota de su muy dilatado ombligo.

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