Entre
los decesos de personalidades durante el pasado año 2012, destaca la uno de los
mayores motivadores del mundo: Stephen Covey. Este devoto mormón de Utah, dedicó
su vida a formar líderes y emprendedores de todos los niveles, desde pequeñas
empresas hasta grandes corporativos. Su misión en la vida fue simple:
enseñarnos a ser mejores personas.
Pese
a las reservas que nos provocan los libros motivacionales, el que Covey publicó
en 1989 (convertido rápidamente en best seller), nos ha servido a muchos para
ser mejores emprendedores, padres de familia y ciudadanos. Se titula: Los
siete hábitos de la gente altamente efectiva y ha vendido más de 30
millones de copias en el mundo.
Para
Covey, a los seres humanos nos determinan, para bien y para mal, nuestros
hábitos: forman nuestro carácter y definen nuestras vidas. Los hábitos predicen
en buena medida nuestros triunfos y nuestros fracasos. Covey solía decir que
una persona solo puede tener éxito en la vida y en el trabajo si aprende y
desarrolla buenos hábitos.
En
Monterrey es común que queramos tener éxito en nuestro trabajo haciendo trampa,
robando o defraudando a los demás. Esos malos hábitos terminan por destruir la
autoestima de la persona que los cultiva.
¿Y
cuáles son esos 7 hábitos o paradigmas de los que nos habla Covey? En primer
lugar, ser proactivo, animoso, emprendedor y responsable. El segundo lugar,
emprender una misión o tarea con su final previamente dibujado en mente. En
tercer lugar; aprender a deslindar lo principal de lo accesorio: cribar y
priorizar lo que da sentido a nuestra vida: “lo primero es lo primero”, nos
enseña Stephen Covey. O en otroas palabras, primero lo importante y luego lo
urgente.
El
cuarto hábito nos induce a pensar en que todos ganemos: debemos explorar el
beneficio mutuo; para que tú triunfes no significa que tu socio tenga que
fracasar: la base es la convivencia positiva. El quinto hábito nos demanda
respetar y comprender a los demás sin reserva, a fin de ser respetado y
comprendido por los demás. Esta es la clave para las relaciones humanas.
El
sexto hábito habla de esa palabra tan socorrida últimamente al grado de
despojarla de su esencia original: la sinergia, el trabajo en equipo; juntar
ideas diferentes produce mejores ideas y luego mejores acciones. Y el séptimo y
último hábito es la renovación personal, buscar la mejora continua; renovarnos
física y mentalmente.
Stephen
Covey aplicó estos 7 hábitos a su vida personal al pie de la letra y luego
publicó otro best sellers que complementaban el primero: El octavo hábito.
¿Qué
nos deja para este año 2013 Stephen Covey como enseñanza principal? No perder
el tiempo, cultivar siempre una meta que cumplir en la cabeza y buscar
continuamente la mejora personal. Stephen Covey murió a los 79 años, pero sería
bueno cumplir como propósitos de este nuevo año los 7 hábitos que nos enseñó
para ser personas altamente efectivas.
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