05 enero 2013

MAO REDIVIVO


En México un grupo de bloggeros, twitteros y usuarios de Facebook han puesto como tendencia o trending topic al comunismo chino. Que nadie se sorprenda con este anacronismo: Mao está de moda en las redes sociales y su “Libro Rojo” es un abrevadero de posts y frases motivadoras para toda ocasión en el mundo digital. 

No se trata de una parodia sino de un homenaje a un modelo alternativo de poder político y económico que floreció muchas décadas antes de que naciera el más viejo de estos fans del social media, cuyas edades oscilan entre 20 y 30 años. Toda una proeza de reencarnación de ideales revolucionarios originado en un régimen que (por cierto) abolió de un plumazo la reencarnación budista, entre otras muchas metafísicas poéticas.

Lo que olvidan nuestros fans maoístas es que al régimen chino no le gusta Internet y suelen darle sarpullido las redes sociales o cualquier otra forma de colectivismo que no sea el decretado por ellos. Y los twitteros regios deberían recordar que el Twitter chino, llamado Weibo, acaba de ser censurado por el gobierno mediante trampas tecnológicas tan ingeniosas como despiadadas.

Por ejemplo, cuando un usuario menciona una palabra prohibida por la censura, el algoritmo de Weibo retrasa al menos 10 días las actualizaciones de su cuenta personal, a fin de que el comentario pierda actualidad y, por ende, eficacia. Eso sin contar con que si el usuario insiste en sus blasfemias políticas, termine con todo y su equipo de cómputo, su Iphone o Ipad en una de aquellas legendarias mazmorras chinas (y sin wifi, lo que es peor).

Los usuarios regios que tanto defienden en redes sociales la ideología de Mao se escandalizarían si el gobierno mexicano los obligara a identificarse al navegar en la red con sus nombres reales. Y tampoco aceptarían que, para no ser acusados de cómplice de un ilícito de carácter político, tuvieran que delatar a sus compañeros de Facebook o de Instagram.

No sería la solución a tamaño despropósito que las nuevas generaciones twitteras, se pudieran intercambiar los papeles, y los usuarios chinos (tan censurados allá) se vinieran para acá, y los usuarios regios (tan libertinos aquí), se fueran para allá. ¿Quién saldría perdiendo? De seguro los usuarios chinos, menos expuestos en Monterrey a ser censurados por el gobierno, pero más en riesgo a ser levantados por los mañosos. 

Y es que, como decía Chopin, todo tiene sus bemoles. 

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