15 agosto 2012

ZOMBIES EN 3D


Al final de un reciente panel en la NAB Show 2012, de Las Vegas, que giró en torno al proceso colectivo de producción de la popular serie The Walking Dead, un grupo de regiomontanos nos acercamos con el creador del cómic que le dio vida, el sensacional guionista Robert Kirkman.
Este rubio regordete de respuestas rápidas y gestos apremiantes sabe lo que piden sus fans: historias de zombis que cuentan más la vida en situación extrema de los humanos sobrevivientes, que sobre los curiosos hábitos culinarios, el outfit en hilachas y los malos modos de los cadáveres resucitados.
“Mi serie –nos explicó a los regios que lo escuchábamos atentos, casi con la boca abierta-- habla principalmente sobre filias y fobias, cualidades y complejos de los hombres, y sólo periféricamente aborda el tema de los zombis”. Cuando uno de nosotros le aclaró que existe una tecnología capaz de ilustrar en altorrelieve digital y sin palabras las motivaciones de los hombres, Kirkman se nos quedó viendo con ojos inquisidores.
“La tercer dimensión”, tercié “la llamada 3D, que suele utilizar el cine de terror para destacar a los monstruos, y al Hombre Araña para escalar los rascacielos de Manhattan a punta de telarañas, puede ser más apta para subrayar una reflexión de valor o un gesto heroico de tus protagonistas”.
Kirkman lo pensó un instante y balbuceó: “acaban de dar en el blanco”. Los regios nos quedamos a rumiar esta ocurrencia que en otro contexto determinado, a partir de otra perspectiva, pudiera convertirse en una idea creativa. Este otro contexto reside en las campañas políticas y, en general, en la comunicación institucional de los tres órdenes de gobiernos: la tercera dimensión pudiera servir para que los slogan, los mensajes y los spots publicitarios de los candidatos o de las instituciones públicas queden mejor grabados en el subconsciente de los ciudadanos mediante un nuevo formato que hasta la fecha, a pocos se les ha ocurrido utilizar.
Casi nadie sabe que la estereoscopía, es decir, la creación de una ilusión de profundidad en una imagen mediante técnicas que recogen información visual tridimensional, puede ser una herramienta ideal para que el cerebro se concentre más a fondo en los contenidos verbales que está recibiendo de un monitor. La neurociencia lo ha estudiado recientemente con conclusiones aún pendientes.
Si los zombis que desbordan las pantallas y casi nos salpican con su sangre en la televisión “3D” pudieran hablar, los televidentes memorizaríamos mejor sus parlamentos. Pero hasta la fecha, los zombis no hablan, ni en las películas del genial maestro gore George Romero, ni en la serie de televisión de Robert Kirkman.
Los regiomontanos regresamos de Las Vegas con un propósito claro: producir en Monterrey videos en tercera dimensión para campañas institucionales y para los próximos procesos electorales del 2015, pero sustituyendo zombis chorreantes de sangre, por candidatos chorreantes de ideas y mensajes de valores, a partir de un formato nuevo, inédito, que revolucione la manera de los políticos para comunicarse con sus electores y que de paso se coman a mordiscos a sus contrincantes.
Se trata de la tercera dimensión, nacida para TV apenas en 2010, aún en fase experimental en Estados Unidos y cuya función no ha querido pasar de mero entretenimiento masivo, pero que es una innovación en los espacios hasta ahora trillados de la comunicación política.
Faltaría resolver un detalle: ¿cómo grabar, editar y transmitir estos contenidos audiovisuales si la investigación sobre este formato sigue siendo apenas una posibilidad tanto en México como en América Latina y no se maneja en contiendas electorales ni campañas institucionales? Como dicen las series de televisión: “This success story to be continued”.

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