24 julio 2012

NEURONAS ESPEJO



Los científicos han descubierto una nueva función de nuestro cerebro que cambiará la manera de relacionarnos los seres humanos. Casi todas las personas nos compadecemos de otra cuando la vemos sufrir. Si vemos a un niño pasar hambre, o a una madre de familia desamparada, nos duele “en el alma” verlo sufrir (asi decimos) y tenemos la sensación de que somos nosotros quienes pasamos hambre o quienes estamos desamparados. Si vemos a un menor llorar de tristeza, lloramos con él, si lo vemos reirse, reímos con él. Por eso la palabra compasión tiene el mismo origen que la palabra compartir. Lo curioso es que lo mismo nos pasa en el cine al ver una escena fuerte en una película: nos duele cómo sufren los personajes. Y sentimos lo mismo que ellos. Es decir, nos compadecemos por ellos.

Pues bien, hay un tipo de científicos, que se les llama fisiólogos, que han descubierto recientemente las células del cerebro que nos hacen compasivos, que nos hacen empáticos con el dolor o la alegría ajena, de nuestros semejantes. A estas células del cerebro les llaman Nuronas espejo.

Gracias a las neuronas espejo, los seres humanos tenemos empatía, nos caen bien los demás. En un rincón de nuestro cerebro neuronas de sensibilidad al dolor, las que nos avisan y encienden su alarma cuando estamos en peligro, cuando corremos un riesgo. Lo extraordinario es que esas mismas neuronas también nos avisan y encienden su alarma cuando perciben el peligro sobre otra persona, que no somos nosotros. Nos avisan igual y se alarman igual que si el dañó fuera en contra nuestra. Son las neuronas espejo.

Si dejamos que nuestro cerebro actúe sin presiones, nos daremos cuenta que está programado para sentir compasión por el prójimo. Esto provoca la solidaridad social. Cuando la gente se da cuenta que un miembro de su comunidad, de su ciudad está siendo víctima de una experiencia traumática, respondemos con una emoción colectiva similar a quien sufre.

Está comprobado que cuando la gente hace un acto en favor de los demás ciudadanos, las neuronas espejo, se encienden, comienzan a activarse. Sólo en el caso de los asesinos, de los secuestradores, las neuronas espejo no funcionan bien; y es porque tienen un daño cerebral grave.

Al igual que las demás funciones del cerebro, a las neuronas espejo hay que ejercitarlas, ponerlas a trabajar. Es mentira que el cerebro deje de formarse con la edad. Nuestro cerebro es plástico, es moldeable, puede mejorar a los cincuenta, sesenta o setenta años. Pero hay que ejercitarlo todos los días.

Por eso nuestra actividad cerebral se mejora ayudando a nuestra comunidad. Haciendo trabajo vecinal, conviviendo con nuestros vecinos, siendo compartidos con la gente. Cuando nos ponemos de acuerdo para limpiar un parque o para rehabilitar una cancha de futbol, estamos activando nuestras neuronas espejo. Cuando vamos a votar el día de las elecciones, ponemos a trabajar nuestras neuronas espejo. Ia votar beneficia nuestras neuronas espejo y ayuda a nuestra salud mental.

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