Hace tiempo me encontré con un
amigo, dueño de un estudio de grabación en San Pedro, y jefe de casi 20
empleados. Me confió su preocupación porque sus trabajadores no estaban
motivados, ni inspirados. En suma, no tenían motivación. Les pagaba lo justo,
les formó un buen ambiente de trabajo, se respiraba cordialidad en el entorno,
pero sus empleados no daban el ancho.
Le propuse lo siguiente: prueba
un día a la semana, un solo día, a explicarle a tus empleados que trabajen en sus oficinas en lo que
ellos quieran durante su horario laboral. No les digas qué hacer. Que trabajen
como quieran y con quien quieran. Deja que se dirijan solos a ellos mismos. Lo
único es que deberán mostrarte al final de la jornada, el trabajo que hicieron
para tu empresa. Hazlo en una reunión divertida, nada serio, una carne asada o
lo que tú quieras. Mi amigo me
miró dubitativo pero me prometió que estudiaría mi consejo a ver si lo llevaba
a la práctica.
Ayer me volví a topar a mi amigo,
el de la empresa de grabación y me dijo: la idea loca que me diste me funcionó
muy bien. Un día por semana dejo a mis empleados hacer lo quieran. Los
resultados saltan a la vista: oleada de arreglos en los equipos de sonido,
nuevas técnicas para grabar, proyectos originales, creativos, que de otra
manera nunca hubieran surgido en mi negocio.
Por lo general, la gente de
Monterrey tenemos una gran voluntad de mejorar en las cosas que hacemos. Y
queremos demostrar lo creativos e inventivos que somos. Ni siquiera nos
preocupa tanto la política ni los candidatos que andan en campaña. Es normal
que en el trabajo no siempre podamos abrirnos a la inspiración. Por eso fuera
de nuestros horarios laborales, los fines de semana por ejemplo, o en las
noches, damos rienda suelta a nuestra creatividad: formamos una banda musical,
nos ponemos a cocinar como cheff, adornamos nuestro carrito viejo y lo mandamos
a concursos, escribimos poemas, pintamos, o ejercemos lo que nuestra
inspiración nos dicte.
¿Por qué lo hacemos si no ganamos
dinero con eso? La causa es simple: nos divertimos, es entretenido y sentimos
que mejoramos como personas. Finalmente nos satisface hacerlo. Así de simple.
Los regios brindan decenas horas de su tiempo libre a la semana para crear
cosas que no venden, con las que no comercializa, para crear cosas que regala.
Incluso profesionistas con alta preparación técnica como ingenieros en mecánica
automotriz, en su tiempo libre siguen haciendo trabajos técnicos como construir
un jeep o un motor, pero ya no lo hacen porque se los ordena un jefe, sino nada
más para entretenerse y para socializar. Y lo hacen gratis.
En Nuevo León cada vez hay más
gente motivada por un propósito no solamente económico. Y eso está muy bien.
Habla bien de los regiomontanos. Vemos más regiomontanos motivados por un
propósito que trascienda, por hacer cosas más grandes que nos animen a
levantarnos y hacer de nosotros mejores personas y de nuestra comunidad, un
lugar más cómodo para vivir.
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