El grupo #YoSoy132 organizó un debate presidencial transmitido en vivo por YouTube Live en condiciones deplorables.
Al menos esa es la opinión de muchos usuarios frustrados no por la ausencia de
Peña Nieto sino por las curiosas fallas técnicas que padecieron: frecuente offline, señal interrumpida, saltos
súbitos, desfase entre imagen y audio. Las redes sociales esparcen la versión
de que tanto error de transmisión fue deliberado y que presenciamos un capítulo
más de la conspiración de los poderes fácticos y el gobierno federal en contra
de #YoSoy132.
Google México, propietario de Youtube desde 2006, tuvo que aclarar que
no es un medio de comunicación: es una plataforma con herramientas como Youtube para administrar flujos de
información y hacerlos disponibles a los usuarios. Pero el dichoso argumento de
“no nos hacemos responsables” fue tan endeble que ha provocado el parto de un trending topic mexicano sobre la
supuesta tendencia de Google a autocensurarse en complicidad con gobiernos
represores de los cinco continentes.
Dicen que no es la primera vez:
en 2006 cooperó con el gobierno chino para censurar contenidos de sus propios
sitios web. Europa investiga desde
2010 si Street View (otra herramienta
de Google) espía a sus usuarios. Incluso hay rumores sobre su apoyo a Halal, el represor Internet iraní y a la
Communications Data Bill, ley con la
que el gobierno británico podrá espiar todos los mail, clic, o status de Facebook. No en balde, este
motor de búsqueda fue designado por la American Freedom Union “Vergüenza
Empresarial”.
¿Ahora le toca a México? Falso.
El caso pudiera ser similar al epitafio de la tumba del hipocondríaco: “se los
dije”; sin embargo la realidad es menos truculenta que cualquier teoría
conspirativa. Por un lado, los estudiantes se negaron a que el evento fuera
transmitido por televisoras como TV UNAM o Canal 22. Por otro lado, Youtube Live les hizo el favor, no fue
contratado; fue un servicio pro bono,
es decir, voluntario, sin ánimo de lucro y para el bien público. Y lo más
importante es que si no transmitió bien el debate presidencial simplemente fue
porque no pudo. Punto.
Cuando Youtube inauguró su propio canal de televisión en vivo por
Internet, pocos advirtieron que se trataba de una plataforma beta, en fase
experimental. El juguete costó más de cien millones de dólares pero se lanzó
con bemoles y áreas de oportunidad (como ahora le dicen a los defectos de
fábrica). Es cierto que 24 dictaduras y cleptocracias han bloqueado por motivos de censura a Youtube, aún después de
la primavera árabe, como Rusia, Pakistán, Tailandia y Turquía, propiciando su
deriva hacia la vigilancia política, deep
packet inspection y control férreo, pero en otros casos el bloqueo tiene
simples razones técnicas: el ancho de banda y la conectividad no dan para
tanto.
Sin duda, el defecto principal de
esta televisora online es de
congestionamiento en la conexión: ninguno de sus canales en vivo recibe más de
tres mil accesos simultáneos. Basta abrir cualquiera de sus visores del front de su portal (donde aparecen los view) para comprobarlo. Si el debate que
organizó #YoSoy132 suscitó más de
cien mil accesos simultáneos, pasó lo que tenía que pasar: Youtube Live se salió
del patrón de uso y colapsó. Se puede rebatir que muchos videos del mismo sitio
web contabilizan millones de
entradas. Por supuesto: pero no son simultáneas para videos en vivo, sino para
videos archivados por días, semanas o años. Es verdad que muchos usuarios
replicaron la transmisión del debate por otras plataformas, pero la única
fuente fue Youtube Live. O sea, no
había para donde hacerse.
El problema de fondo no es la
falsa conspiración de Google, sino la nula iniciativa de montar canales de
televisión por Internet. El de mayor audiencia, TwitTV, opera desde 2005 y dos años después comenzó sus
transmisiones en directo desde Petaluma, California. Recientemente fue invitada
a transmitir en directo la cumbre del G-20, en Los Cabos. Su dueño, Leo Laporte, concibió una versión mexicana de TwitTV
y se topó con pared: el ancho de banda en México apenas promedia 2 megas,
cuando en EUA asciende a 100 megas. Así ni cómo. Pero el mayor obstáculo son
las resistencias cognitivas de los mexicanos. Cuando en Monterrey un grupo de
emprendedores quisimos crear un canal de Televisión por Internet hace un par de
años, fuimos criticados por varios medios y uno que otro despistado que aún
campa a sus anchas en la realidad paralela de su ignorancia. Desde entonces el
silencio. ¿Quién salió ganando?
El gobierno censor de Felipe
Calderón no está detrás de cada traba tecnológica de Youtube; ni tampoco enfrente de ninguna solución. Ya entenderán los
estudiantes de #YoSoy132 que la
libertad de Internet peligra en México, no por supuestos boicots a la transmisión
de un debate sino por el entramado de plataformas de pago que pronto nos
impondrán ciertos medios norteados, y con la proliferación de aplicaciones
cerradas como las de Apple y tendencia a la centralización, empeñadas en
reescribir nuestras libertades fundamentales. Frente a estos lastres liberticidas, una fuerza innovadora,
gratuita y colaborativa forma parte intrínseca del ADN de la Red.
¿Caída intencional del sistema de
Youtube Live? Lo siento pero no fue
conspiración; fue constipación.
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