30 mayo 2012

#YoSoy132: LO QUE USTED NO VE



Los medios masivos menosprecian la trascendencia del movimiento #YoSoy132. Esta irrupción juvenil en el paisaje nacional puede ser detonador de un cambio radical en la correlación de fuerzas políticas tan anquilosadas. Una prueba de dicho fenómeno social se puede casi palpar en la UANL. Cualquier maestro de esta institución académica, lo mismo de FACPYA que de FIME y, no se diga, de Ciencias Políticas, constatará que los estudiantes ya no responden tan mansamente a una movilización manipulada en favor de Peña Nieto, aún cuando sus maestros intenten persuadirlos con la lista de asistencia o el kardex. Y eso, sin mencionar al ITESM, Ibero, UdeG y, obviamente, UNAM.
El dato más preocupante, no radiografiado por la prensa ni por los partidos políticos, es la cada vez más evidente vinculación entre #YoSoY132 y el movimiento global denominado Anonymous, que está haciendo de las suyas en nuestro país, y cuyos daños colaterales son más graves que un simple boicot digital a una página web. Los hackers de Anonymous ya descargan en portales clandestinos LOIC (Low Orbit lon Cannon), aplicación diseñada originalmente para probar la resistencia de las redes informáticas. El truco consiste en enviar grandes flujos de información por segundo, hasta provocar la saturación y la consecuente pérdida de conectividad de la red del servidor atacado, que se hace inaccesible dado su gran consumo de ancho de banda.
Según Oscar Garza, Director de Tecnología de Dickens Group, a partir de un IRC (Internet Relay Chat), protocolo de comunicación en tiempo real basado en texto, se opera un ataque coordinado por todos los usuarios conectados a ese canal, acción que en informática se conoce como inteligencia de enjambre (hive mind). Al instante se organiza un conjunto de robots informáticos, ejecutados autónomamente: los llamados botnet (la técnica más usual de ciberataques). Dado que el DDoS se detona lo mismo desde Windows que desde Linux, es fácil que cualquier programador principiante participe como voluntario, sin importar si está en la ciudad de México, Cancún o Monterrey.
Instituciones públicas y académicas en Nuevo León no han estado exentas de los ataques de Anonymous por varias horas, aunque en ninguno de los casos se hizo público. Así ocurrió con el portal de la UANL, el del Comité Directivo Estatal del PRI, el del Gobierno del Estado –uno de los portales más vulnerables a nivel nacional–, y una plataforma que Anonymous difundió masivamente, con supuestas revelaciones de autoridades estatales, llamado #YaVete, que por varias semanas dio seguimiento en primeras planas tanto el periódico El Norte como Los Tubos.
Aquí reside lo delicado de la relación entre Anonymous y #YoSoy132. Se supone que para pertenecer al primer movimiento, se debe ser un experto programador. Falso: una computadora y una conexión a Internet da suficiente potencial para tumbar cualquier plataforma en línea. Y muchos suponen que para formar parte de #YoSoy132, se debe ser estudiante universitario vinculados a la política, y peor: estudiante exclusivamente relacionado con el PRD.
Nada más falso. La fortaleza de ambos grupos reside en que son permeables, compuestos de nodos, por lo que carecen de un eje o centro, y no se reservan derecho de admisión: puede entrar cualquier hijo de vecina, con lo que también se disuelve la posibilidad de ser sujetos de espionaje, aunque algunas autoridades universitarias quieran encontrar culpables en una simple foto.
En estos momentos, mientras usted lee incrédulamente este artículo, amigo lector, su hijo puede estar tumbando una página web o convocando a una marcha multitudinaria desde su smartphone, sentado en la cafetería de su escuela o en el camión rumbo a su casa.



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