¿Qué busca de verdad un lector en un post o un artículo de periódico? Mejor planteo la pregunta en negativo: ¿qué no busca un lector en un post o en un artículo? No busca conocer los chismes políticos de los funcionarios de tercera categoría; no le interesa saber las ambiciones políticas de un aspirante a presidente municipal o diputado local. El lector no quiere perder el tiempo de su lectura con información secundaria, que no le aporte nada a su vida personal, sus relaciones con otros vecinos, o la calidad de su entorno vital. Cualquier persona podrá estar de acuerdo conmigo en este punto. ¿Por qué tendría que ser yo el receptor de las metas aspiracionales de un sujeto que ni siquiera tengo el gusto de conocer? Menos si el ambiente laboral de este individuo lo cubre una oficina de gobierno, de la cual tengo mis reservas que sea un dechado de buenas intenciones o proyectos desinteresados en favor mío o de los míos. En suma, me importa una pura y dos con sal lo que haga o deje de hacer con su trayectoria profesional ese político cuyo curriculum por más abultado que esté de cargos burocráticos me resulta ajeno y, por ende, rotundamente indiferente.
Entonces, ¿por qué las columnas políticas de los periódicos locales están repletas con anécdotas de estos politiquillos de quinta? ¿A mí qué me importa que un tal Ugo "sin hache" del Ayuntamiento de San Pedro haya convocado a una posada a la que no acudió el alcalde Muricio? ¿O que fulano de tal, diputado del PRI esté peleado con el Tesorero de Los Aldama porque no le prestó una camioneta oficial? ¿O que el hermano del delegado de la SCT, que es comisionado de no sé qué paraestatal no quiera recibir a la esposa del líder del PAN de no se cual municipio metropolitano? Es el tipo de notas que nunca aparecerá en algún periódico español, ya no digo El País, o El Mundo, ni siquiera El Diario de Castilla, periódico regional y corto de miras, si los hay. ¿Pero qué pasa con la prensa de Nuevo León que sí se regodea publicando este tipo de notas? Pues sucede que se les salen los remiendos de las faldas. O sea, se nota por qué lo hacen. Respuesta que clasifico en tres puntos: el primero, por culpa de una inocultable mediocridad que reina en el mundo mediático. El segundo, porque estas columnas no apuntan a informar a los ciudadanos, sino que son cartas cruzadas entre políticos, los cuales pagan al reportero en turno por los servicios prestados. El tercero, porque eso le ahorra al reportero el fatigoso trabajo de investigación periodística.
Algún lector masoquista de esos libelos me podrá alegar que si dichas comunas se publican, es porque la gente las pide, exigencia surrealista a lo que el reportero no puede negarse. Y yo le respondo que ningún lector en su sano juicio las pide, sino que, simplemente es lo que hay, o más bien, es lo que se nos da. Así que la culpa es del periodismo rapaz, mendaz y de campanario, que es lo que priva en estos lares regiomontanos, fruto de nuestra costumbre de leer apenas tres libros por cabeza, cantidad que a veces, incluso resulta excesiva de acuerdo con los recientes hechos documentados en la Feria de Libros de Guadalajara.
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