05 enero 2011

LOS 150 AMIGOS POSIBLES ANTES DE FACEBOOK


En la década de los noventa, el resultado de una investigación de un antropólogo llamado Robin Dunbar se hizo célebre al sugerir que un ser humano maneja en promedio 150 personas cercanas. Un número superior a esta cifra es difícilmente controlable para construir relaciones interpersonales que puedan perdurar o llegar a ser estables. Dunbar sustentaba su hipótesis en el tamaño promedio relativo del neocórtex de 36 diferentes géneros de primates,  que se corresponde proporcionalmente con el número de miembros de su grupo. De ahí dedujo que, según nuestro tamaño de neocórtex, los seres humanos podemos establecer relaciones estables con 147.5 congéneres.
Este nivel cognitivo de contacto permanece inalterable si cada miembro cede a la convivencia social un 42 por ciento de su tiempo, limitado gracias a un recurso que facilita las relaciones entre los seres humanos: el lenguaje. Grupos más numerosos de gente obligan a desaparecer el factor de la amistad y a construir estructuras jerárquicas piramidales de mando y sometimiento. No obstante, el antropólogo advirtió que si se inventa algún método más adecuado para establecer más y mejores relaciones interpersonales, la cifra puede crecer indefinidamente, sin necesidad de incluir algún tipo de fuerza de mando. Este método desconocido hasta hace una década es el Internet, la web y las redes sociales. La tecnología que forma la sociedad red nos echa en cara que la cifra de 150 personas cercanas no es el resultado de un estudio biológico sino histórico: conforme ha evolucionado la humanidad, las relaciones interpersonales crecen exponencialmente. 

Nuestros contactos en Facebook son la prueba de que los límites impuestos a la capacidad del ser humano para relacionarse son una falacia o una verdad relativa que se modifica eventualmente. Por eso, Don Tapscott suele decir que con las redes sociales la cifra de Dunbar ha crecido hasta los 700 contactos por persona. ¿Y por qué no 800 ó 900, si finalmente Facebook es una red social que llegó al año 2011 con 700 millones de usuarios (si fuera un país sería el tercero en el mundo de acuerdo con su tamaño) de los cuales podemos escoger los más afines a nuestros gustos o aficiones? El promedio de la capacidad humana para relacionarse no depende, pues, de la neocorteza cerebral que nos emparenta con los simios; más bien es la consecuencia de la evolución tecnológica, la libertad democrática que abre las posibilidades creativas de la convivencia y el propósito del hombre por formar redes en los diversos ámbitos de su vida.

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