El destape frustrado de David Noel Ramírez, rector del Tec,
como aspirante a gobernador terminó en anécdota: una buena ocurrencia. Pero
delató a un grupo de empresarios de Nuevo León insatisfechos con los perfiles
que, hasta ahora, encabezan los dos principales fuerzas locales: PRI y PAN.
La tentativa fugaz de David Noel de incursionar en la
política no fue por voluntad propia. Fue cualquier cosa menos una decisión
personal. David Noel tiene jefes en el Tec, no se manda solo. Ignoro si el
“hartazgo” al que se refiere en sus videos sea de raíz ciudadana, pero es la
opinión innegable, local, de ciertos hombres de negocio.
Si las intenciones de David Noel de ser político hubieran
sido auténticas, no se hubiera tardado tanto en externarlas. Pocos dudan en
cambiar de vocación tan rápido, ya pasada la mitad de su vida y en apenas un
par de semanas. Son muy contados aquellos que tumba del caballo un inesperado resplandor
del cielo.
Pero aún cuando creamos que David Noel vivió una iluminación
instantánea de consagrarse al servicio público, su intento de conversión fue tan
a destiempo, que rebasó el lapso para ser candidato ciudadano, incluso para
poder “posicionarse” (¡qué palabra tan pedante es ésta!) entre los electores, lo
cual implica tiempo, estrategia y, sobre todo, recursos.
Eso no quita que, como opción para despachar en el Palacio
de Cantera, David Noel fuera un perfil más que interesante. Algunos analistas,
compañeros suyos del Tec, suponen que sembró falsas expectativas, como sucedió
en su momento con Vicente Fox. O que no basta su honestidad para gobernar
bien Nuevo León. No estoy de acuerdo.
David Noel era una opción viable para gobernador no sólo
porque es un hombre honesto. Sus cualidades no se reducen a ser un tipo decente.
David Noel es algo más: es un administrador excepcional. Y precisamente eso es
lo que falta en estados tan endeudado y mal administrados por los llamados políticos
profesionales.
David Noel no es Vicente Fox: el primero fue uno de los
mejores alumnos del Tec, mención honorífica en su maestría, con especialidad en
Finanzas. Vicente Fox, en cambio, se graduó a duras penas de una licenciatura,
ya viejo, siendo Presidente, y con un examen profesional que muchos sospechan
estuvo arreglado.
No creo en ese estereotipo que dice que los políticos
profesionales son deshonestos pero eficaces y los políticos amateurs son
honestos pero ineficaces. De todo hay en la viña del Señor: políticos
deshonestos pero buenos para la grilla y gente de bien que entra a la política
y aprende rápido las reglas no escritas para gobernar con éxito.
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