José Revueltas nació hoy hace 100 años. No fue un comunista
convencional. Fue un pensador problemático para su propio partido,
controvertido hasta la médula, apegado a su conciencia crítica hasta ser marginado
por el “club del poder” como él mismo lo definió. Lo expulsaron dos veces del
PCM. Sin embargo, pocos intelectuales en México han tenido el corazón latiendo
tan a la izquierda. Y pocos tan universales. O globales, como se dice
ahora.
Al mismo tiempo, de existir una esencia de la mexicanidad,
José Revueltas la encarnaría sin parangón. Fue fiestero, entregado al pueblo, desobligado
para las cosas materiales, exageradamente imaginativo, autodidacta, cantinero, tequilero,
enamorado, viejero, hijo desobediente, ahijado de la muerte, pesimista, solidario,
desmadroso y víctima de pesadillas recurrentes. Para rematar, no se andaba con
rodeos, sólo cuando escribía sobre la dialéctica de Hegel.
Comencé a husmear sus novelas medio escéptico: le encantaba
narrar usando muchos adjetivos (este artículo es un homenaje a esa manía suya),
así que leí “Los errores”, con la sospecha de incurrir en un error. A las pocas
páginas, cuando el monstruo enano (“Elena”) ya había salido y regresado a su
veliz en el hotel de paso, la fantasía salvajemente real de Revueltas me había
tomado por los hombros para plantarme varias horas en el sillón. El cabrón
sabía contar, valiéndose de todos los trucos y recursos del narrador de casta.
Luego hice un juego de relectura: le quité los adjetivos a
los primeros capítulos de su novela. Salpiqué de tachones páginas enteras del
libro. Fue un ejercicio inútil. Revueltas se las ingenia para que cada adjetivo
aparentemente superfluo defina una peculiaridad de sus personajes, y al mismo
tiempo, los envuelva en una nube de misterio cada vez más densa. Son adjetivos
que revelan y ocultan a un tiempo.
A veces, su poderosa imaginación se le desborda. Pero nadie como
él para insuflar vida a un personaje. A la mayoría los convirtió con la magia
de la gran literatura en seres humanos, sin maniqueísmos, llenos de matices, de
complejos, traumas y ternura que les aflora aún a los más malditos. Revueltas
es mejor narrador y más entretenido que los best
sellers para viajeros que se venden en las librerías de los aeropuertos.
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