El gobierno
federal ha sugerido participar en misiones de los Cascos Azules de la ONU.
Vamos a entrarle a la resolución de conflictos internacionales, aunque se
contradigan los principios de nuestra Doctrina Estrada que proclama el derecho
a la autodeterminación de los pueblos.
En
realidad, una nación no debe apelar a su soberanía ante casos evidentes de
genocidio, atentados a los derechos humanos o autoritarismo de gobernantes
locales. Sería como taparle el ojo al macho.
Es verdad
que las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas han cometido abusos (en Ruanda y
Haití por ejemplo), pero en la mayoría de los casos han colaborado con en el
alto al fuego, el desarme de combatientes y la protección civil en contra de
una autoridad represiva.
Ahora bien,
no puedes ser candil de la calle y oscuridad de tu casa. Los casos azules
tienen mucho por hacer en varias regiones asoladas por grupos violentos que han
rebasado a la autoridad legítima. Y peor: que han sustituido el Estado de
Derecho por el bandidaje violento y el salvajismo sin límites (Guerrero, por
ejemplo).
¿Si la
autoridad pública es sometida o comprada impunemente por paramilitares o por
una organización delictiva para quemar vivos a 43 jóvenes entre 17 y 23 años,
no debería intervenir la ONU?
¿Si la
prensa local tituló a ocho columnas que tras la desaparición de 43 normalistas
pobres “por fin se pone orden” en Guerrero, no deberían asomarse los cascos
azules en este crimen de lesa humanidad, solapada por algunos medios de
comunicación?
¿Hasta
cuantas víctimas se tendrían que contar en una región para que México decidiera
formar parte de una delegación de cascos azules? ¿Se valdría que nuestro país
participara en misiones de paz en África o Europa Oriental, pero nos
ocultáramos detrás de la Doctrina Estrada para impedir que fuerzas de la ONU
pusieran orden en nuestra propia casa?
Apuremos
las respuestas a estas preguntas, porque mientras tanto, se siguen exhumando
cadáveres mutilados y calcinados en fosas clandestinas de Guerrero. Y casi es
un hecho que son los cuerpos de decenas de normalistas sacrificados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario