Klint Finley, uno de los mayores
especialistas mundiales de analítica web ha confirmado lo que para muchos
aficionados a las redes sociales era más que una sospecha: la Big Data no
funciona en ningún sentido para atrapar criminales.
En realidad, estos sistemas que
manipulan enormes conjuntos de datos sirven para descubrir tendencias, hábitos
y gustos de segmentos específicos de población, a partir de accesos
individuales a Internet. Pero su finalidad es meramente comercial, de marketing
o de análisis clínico (la detección oportuna de brotes epidemiológicos ha dado
un salto exponencial con el Big Data), pero son inútiles para rastrear
terroristas (a menos que sea una serie de ciencia ficción de HBO).
Finley lo explica con un ejemplo
convincente: “un agente de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de Estados
Unidos) nos dirá que alguna vez han atrapado algún criminal gracias al Big
Data, pero la realidad, como los atentados en el maratón de Boston, es muy
diferente”.
Entonces: ¿para qué Barack Obama
gestionó un programa de vigilancia de Big Data si definitivamente no le sirve
para cazar terroristas? No hay vuelta de hoja: para espiar las tendencias,
hábitos y gustos de cada segmento ciudadano de su país. Dudo, eso sí, que lo
hubiera hecho con el fin de erigirse como una especie de Big Brother al estilo
chino o iraní. En este punto discrepo de la opinión de Kint Finley. Los
gobiernos de Chjna o Irán (Corea del Norte ni siquiera acepta para su pueblo el
Internet) espían y bloquean el acceso a la web de sus poblaciones por un claro
afán totalitario. Pero Obama, ni quiere ni puede ser totalitario. En menos de
cuatro años se irá muy campante a su casa.
No resta más que aventurar una explicación
final al interés de Obama de gestionar un sistema de vigilancia con alto nivel
de riesgo para su imagen: ¿Recuerdan que el actual Presidente ostentó en sus
dos campañas presidenciales (2008 y 2012) el más complejo algoritmo para
desentrañar tendencias, gustos y hábitos de cada segmento electoral y que esa
herramienta le representó uno de los principales factores de su triunfo
electoral? ¿De dónde creen que sacó el dichoso algoritmo? ¿No decía él mismo
que se lo diseñó Chris Hughes, una de las principales cabezas de Facebook? ¿Y
no está Facebook entre las empresas que pactaron con el gobierno de EUA
entregar su base de datos completa? Nadie que yo sepa ha reparado en esta extraña
coincidencia.
¿Pero por qué los republicanos
apoyarían este sistema de espionaje digital si operó claramente en contra suya
en los dos pasados procesos electorales? Simple: este sistema de espionaje
nació clandestinamente durante la administración de George W. Bush. De manera
que la exigencia confidencial del gobierno para que cedieran sus bases de datos
las más grandes compañías tecnológicas como Microsoft, Google o Yahoo comenzó
con Bush, no con Obama.
Sin duda, la red de complicidad de
Washington es más amplia que la propia red social. Así que es el mismo sistema
político norteamericano sería el menos interesado en promover un impeachment
para procesar a Obama como se hizo en su momento con Richard Nixon (que
renunció antes del proceso) o con Bill Clinton (que apenas la libró mediante
argucias legales).
Lo cierto es que en este juego de
mutuas conveniencias políticas, tanto los republicanos como Obama resultaban
beneficiados. A excepción, claro está, de la siempre vigilante opinión pública
norteamericana, que probablemente acabará por desacreditar el hasta ahora bien
visto gobierno de Obama.
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