08 mayo 2013

UNA CHARLA CON EL NOBEL OLIVER WILLIAMSON


Ayer estuvo en Monterrey uno de los Premios Nobel de Economía más merecidos en la historia de ese galardón sueco: el profesor norteamericano Oliver Williamson, un hombre bajito, blanco y menudo y autor de la teoría de los costos de transacción, columna vertebral de la Nueva Economía Institucional.

La conferencia que sustentó en Cintermex, durante el Foro Internacional de Negocios fue árida como una clase de doctorado y es que a los hombres de ciencia como Williamson se les premia con el Nobel no por sus dotes oratorias o su don persuasivo, sino por sus logros destacados y por su revolucionaria obra teórica. Y la de Williamson es una de las más influyentes, además de compleja y difícil de sintetizar.

Me llama la atención que Williamson evitara abundar sobre un comentario que le hice a propósito de su obra, en relación al uso de Internet y en especial de la web social como recurso que compensa algunos de los costos de transacción, eje de su obra. Antes de tocar el tema, explicaré sucintamente la teoría que ha inmortalizado al profesor emérito de la Universidad de California en Berkeley.

La toma de decisiones económicas es un proceso lleno de complejidad e incertidumbre. Al momento de comprar y vender suele existir una cosa llamada “asimetría de la información” en los precios. ¿Qué significa esto? Lo que es común en cualquier mercado: los precios no transmiten bien toda la información en este intercambio de bienes y servicios. ¿Por qué?

Por una cuestión que cualquier persona comprenderá: los seres humanos tenemos una “racionalidad limitada”, es decir, fijamos un límite para recibir, almacenar y procesar información en nuestro cerebro. Si a eso le aunamos nuestra proclividad a ser calculadoramente oportunistas (buscamos nuestro propio interés personal para obtener ventajas en cualquier transacción), la “asimetría de la información” estará perfectamente cocinada. A todos estos problemas que impiden operar eficientemente a las transacciones comerciales y que por lo tanto magnifican todos los costos, se les conoce como “fallas del mercado”.

Una alternativa para corregir las “fallas del mercado” y minimizar algunos de sus costos de transacción la hallamos en la “jerarquía organizacional”. O sea, en las empresas y organizaciones. Ahí se puede vigilar mejor cualquier comportamiento “oportunista” de las partes y los costos de información para las transacciones “internas” se reducen considerablemente. Dado que las partes son interdependientes en las empresa, sus empleados deciden jerárquicamente respetar las reglas del juego y el intercambio ya no tiene lugar en el mercado, sino en la integración vertical. De esta manera, Williamson echó por tierra la antigua idea de que las empresas son simples máquinas de producción de beneficios.

Pero Williamson no se ciega ante las supuestas bondades de la jerarquía organizacional. Al pan, pan y al vino, vino. Existen ventajas y limitantes tanto en el mercado como en la integración vertical. Ambos son modos alternativos que se deben elegir (a veces uno, a veces otro) para cada transacción en concreto.

Es fácil identificar los dos mecanismos básicos en las transacciones comerciales: los mercados y las jerarquías. ¿Y por qué no añadir a su corpus de investigación (como se lo sugerí directamente al profesor Williamson) otro mecanismo más que sería el “mega-conglomerado” (el término es de Oscar Garza) en que se ha convertido ahora Internet? Los factores de “racionalidad limitada” y el oportunismo, típicas “fallas del mercado”, pueden subsanarse no solo “internalizando” las transacciones en la jerarquía organizacional, sino trasladando las relaciones comerciales al e-commerce, donde podemos hallar clusters de cada giro comercial o empresarial a nuestro gusto y conveniencia, y bajo un intercambio de información más simétrica.

Entiendo que Oliver Williamson no desea estudiar esta nueva vertiente en la Nueva Economía Institucional, que me atrevería a llamar ahora Digital; el profesor es un hombre octogenario, y el estudio empírico que demanda este nuevo ángulo requiere explorar nuevos horizontes, en razón de una disciplina científica que aún está en ciernes. Pero el refinamiento conceptual del autor de la teoría de los costos de transacción quedará como un hito en la explicación de los nuevos modelos de negocio y las relaciones comerciales futuras. Por todo esto y más, le damos la bienvenida a Monterrey, al notable profesor Oliver Williamson.

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