Un grupo de regiomontanos amanecemos hoy en la ciudad de México, para acompañar a Bill Clinton en una gira de su fundación. Aunque sus bonos están un poco a la deriva, dada la derrota por la nominación demócrata que sufrió su esposa Hillary, lo cierto es que a Clinton nadie le ha quitado el cetro de ser uno de los mejores presidentes que ha tenido nuestro vecino del norte.
Clinton viene a dos cosas: a asistir como expositor en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, inaugurada ayer por 23 mil participantes, y a reunirse con los fundadores del programaButaca-Enlace que organiza la Secretaria de Educación Pública en el Castillo de Chapultepec. Para variar, esta última invitación fue gestionada por el mejor amigo de Clinton en México: Carlos Bremer. Gracias a una especie de secretario privado que tiene el ex-Presidente, un tipo delgado, moreno y muy correcto que se llama Oscar Flores (en inglés adapta su apellido y se pone Fiores) hemos podido entrar a algunos actos presididos por su jefe. Y esto por la simpatía que brinda el paisanaje, porque Oscar es un gringo de origen mexicano, con parientes en Guadalajara.
Me consta que al exPresidente le cae muy bien Bremer. Se conocen desde hace muchos años y es el único empresario mexicano que asiste a las celebraciones de cumpleaños de la familia Clinton, más concurridas que de costumbre hasta hace algunas semanas, cuando el upper crust de la farándula mudó su asistencia a las celebraciones de la pareja Obama. En fin, gajes del oficio que se da en todas partes. Por eso Bremer ha convencido a Clinton (de seguro en uno de sus frecuentes encuentros de golf), para que junto con Josefina Vázquez Mota y otros 15 empresarios promotores del programa, premie a los estudiantes más aventajadas en la Prueba Enlace con entradas gratuitas a los estadios.
Hace algunos años, para inaugurar cierto encuentro sobre laSociedad del Conocimiento, organizado en Monterrey, que sería inaugurado por Clinton, fui al restaurante La Cabaña para convencer a Carlos Bremer de que persuadiera al exPresidente para que se quedar a comer con los invitados del acto. Yo no había cruzado antes palabra con Bremer pero sabía que el dueño de Value es una de las figuras más respetadas en el mundo de los negocios de México. También es muy conocida su pasión por el beisbol, de manera que goza de prestigio en el ámbito empresarial y como figura pública. Unos días antes, el periódicoEl Norte había publicado un reportaje sobre intimidades de Bremer, con un par de fotos en la que aparecía en la sala de su casa acompañado por su esposa e hijos. Decía que su agenda siempre está saturada y andaba a las carreras para poder cumplir todos sus compromisos sociales y de trabajo, porque Bremer es un negociante que da su palabra en prenda y sabe cumplirla y alguien que tiene en alta estima el valor de la amistad.
Bremer me contó en aquel entonces que en una cena reciente con Clinton, casualmente había platicado con el Presidente Martín Torrijos, de Panamá y con su amigo Carlos Slim, sobre la urgencia de dar a conocer en México las ventajas que conlleva la instauración de la sociedad del conocimiento. Le comenté que ese era el propósito del acto que organizaba: juntar un amplio abanico de empresarios y expertos en tecnologías de la información y la comunicación con Clinton y convocarlos en Monterrey. La idea era muy atractiva dada las prendas curriculares del personaje invitado y porque nos interesaba polinizar propuestas novedosas en las mesas de discusión de América Latina.
La personalidad de Clinton es seductora: es un hombre forjado a sí mismo, no sin vaivenes emocionales ni recaídas espectaculares. Es como suele decirse, un modelo de superación personal, no exento de claroscuros que lo humanizan mejor. Supo sacar partido de sus atributos innatos y librarse con mayor o menor éxito de los excesos al que lo empujan sus demonios personales. Navega con la bandera de hombre común y corriente pero su superioridad intelectual salta a la vista. Su sensatez es engañosa: le gusta vivir al filo de la navaja. Ese rasgo de su carácter lo llevó a la presidencia; ese rasgo de su carácter por poco se le arrebata. Genio y figura hasta Lewinsky. Tal fragilidad psicológica se debe quizá a que no conoció a su padre porque murió cuando su madre estaba embarazada y ambos, madre e hijo, tuvieron que vivir varios años en condiciones precarias. Cuando Clinton tuvo ya una figura paterna, la padeció con Roger Clinton, un alcohólico de puño fácil. Sobre este pasaje de su infancia Clinton dice: "Hay misterios que uno no puede comprender y cosas que salen de nuestro control".
Cuenta la leyenda (cualquier cosa que eso signifique) que la afición de Clinton a la política nació tras un saludo del Presidente John F. Kennedy en los años sesenta en una ceremonia en elJardín de las Rosas. La anécdota al menos está certificada por una fotografía que Clinton siempre ha conservado en un cajón de la cómoda de su recámara. Al cumplirse 30 años de ese saludo, el exPresidente reunió a un grupo de muchachos de la Legión Americana. Al Gore, que estaba en la ceremonia, les dijo a los chicos: "Les voy a dar un consejo: si consiguen tomarse una fotografía dándole la mano al presidente Clinton, consérvenla, porque es muy posible que luego les sea útil".
Clinton fue un eficaz Gobernador de Arkansas de 1978 a 1992 y su periodo se caracterizó por su prudencia y sentido común en el mando. Sin embargo, a pesar de estas buenas credenciales, cuando fue postulado por el Partido Demócrata era prácticamente un desconocido en las lides políticas nacionales. Se puede decir que su postulación fue por descarte: pocos demócratas aceptaban contender en una carrera presidencial en contra de George Bush, padre. Uno de los motivos de la victoria de Clinton por más de 5 puntos fue aprovechar los malos indicadores económicos registrados durante la administración Bush. La frase "¡Es la economía, estúpido!" se hizo célebre y acaso le dió la victoria electoral.
Los méritos del presidente Clinton se acentúan en la mejora económica, el empleo, el equilibrio fiscal, y en los aspectos educativos y de salud que experimentó Norteamérica durante su mandato. La mayor mancha de su expediente presidencial fue la campaña para sacarlo de la Casa Blanca por parte de la derecha radical (la derechona, la llamo yo), valiéndose del affaireLewinsky que no honró una máxima ideada por el propio Clinton: "Se deben desactivar los incidentes pequeños antes de que se conviertan en problemas graves y salgan a la luz pública". Lo innegable es que durante su mandato, Clinton supo administrar oportunamente la intervención militar de la OTAN en Kosovo y defendió el medio ambiente firmando el Protocolo de Kioto. Menos éxito tuvo su esfuerzo por conseguir la paz en el Oriente Medio, mediando en sesiones de conciliación entre los dirigentes de Palestina e Israel.
Desde entonces Clinton suele decir: "La creciente interdependencia global está erosionando la división entre la política interior y la exterior". Es decir, para abreviar su filosofía política, toda política exterior es local. Por eso, la plática que hoy tendremos con él empresarios y funcionarios del gobierno mexicano, se antoja interesante. Ya les contaré los detalles de este acto que da continuidad a los esfuerzos iniciados hace un par de años con el encuentro internacional sobre tecnología y conocimiento, del cual fue sede Monterrey. Toda política internacional es local. Y viceversa. De cualquier forma estos actos locales van pareciendo una edición muy siglo XXI de la piedra de Sísifo: empujar una serie de iniciativas internacionales muy optimistas, que casi al llegar a la cúspide, resbalan y caer de nuevo en las profundidades inhóspitas del consuetudinario pesimismo de nuestra América Latina.
Clinton viene a dos cosas: a asistir como expositor en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, inaugurada ayer por 23 mil participantes, y a reunirse con los fundadores del programaButaca-Enlace que organiza la Secretaria de Educación Pública en el Castillo de Chapultepec. Para variar, esta última invitación fue gestionada por el mejor amigo de Clinton en México: Carlos Bremer. Gracias a una especie de secretario privado que tiene el ex-Presidente, un tipo delgado, moreno y muy correcto que se llama Oscar Flores (en inglés adapta su apellido y se pone Fiores) hemos podido entrar a algunos actos presididos por su jefe. Y esto por la simpatía que brinda el paisanaje, porque Oscar es un gringo de origen mexicano, con parientes en Guadalajara.
Me consta que al exPresidente le cae muy bien Bremer. Se conocen desde hace muchos años y es el único empresario mexicano que asiste a las celebraciones de cumpleaños de la familia Clinton, más concurridas que de costumbre hasta hace algunas semanas, cuando el upper crust de la farándula mudó su asistencia a las celebraciones de la pareja Obama. En fin, gajes del oficio que se da en todas partes. Por eso Bremer ha convencido a Clinton (de seguro en uno de sus frecuentes encuentros de golf), para que junto con Josefina Vázquez Mota y otros 15 empresarios promotores del programa, premie a los estudiantes más aventajadas en la Prueba Enlace con entradas gratuitas a los estadios.
Hace algunos años, para inaugurar cierto encuentro sobre laSociedad del Conocimiento, organizado en Monterrey, que sería inaugurado por Clinton, fui al restaurante La Cabaña para convencer a Carlos Bremer de que persuadiera al exPresidente para que se quedar a comer con los invitados del acto. Yo no había cruzado antes palabra con Bremer pero sabía que el dueño de Value es una de las figuras más respetadas en el mundo de los negocios de México. También es muy conocida su pasión por el beisbol, de manera que goza de prestigio en el ámbito empresarial y como figura pública. Unos días antes, el periódicoEl Norte había publicado un reportaje sobre intimidades de Bremer, con un par de fotos en la que aparecía en la sala de su casa acompañado por su esposa e hijos. Decía que su agenda siempre está saturada y andaba a las carreras para poder cumplir todos sus compromisos sociales y de trabajo, porque Bremer es un negociante que da su palabra en prenda y sabe cumplirla y alguien que tiene en alta estima el valor de la amistad.
Bremer me contó en aquel entonces que en una cena reciente con Clinton, casualmente había platicado con el Presidente Martín Torrijos, de Panamá y con su amigo Carlos Slim, sobre la urgencia de dar a conocer en México las ventajas que conlleva la instauración de la sociedad del conocimiento. Le comenté que ese era el propósito del acto que organizaba: juntar un amplio abanico de empresarios y expertos en tecnologías de la información y la comunicación con Clinton y convocarlos en Monterrey. La idea era muy atractiva dada las prendas curriculares del personaje invitado y porque nos interesaba polinizar propuestas novedosas en las mesas de discusión de América Latina.
La personalidad de Clinton es seductora: es un hombre forjado a sí mismo, no sin vaivenes emocionales ni recaídas espectaculares. Es como suele decirse, un modelo de superación personal, no exento de claroscuros que lo humanizan mejor. Supo sacar partido de sus atributos innatos y librarse con mayor o menor éxito de los excesos al que lo empujan sus demonios personales. Navega con la bandera de hombre común y corriente pero su superioridad intelectual salta a la vista. Su sensatez es engañosa: le gusta vivir al filo de la navaja. Ese rasgo de su carácter lo llevó a la presidencia; ese rasgo de su carácter por poco se le arrebata. Genio y figura hasta Lewinsky. Tal fragilidad psicológica se debe quizá a que no conoció a su padre porque murió cuando su madre estaba embarazada y ambos, madre e hijo, tuvieron que vivir varios años en condiciones precarias. Cuando Clinton tuvo ya una figura paterna, la padeció con Roger Clinton, un alcohólico de puño fácil. Sobre este pasaje de su infancia Clinton dice: "Hay misterios que uno no puede comprender y cosas que salen de nuestro control".
Cuenta la leyenda (cualquier cosa que eso signifique) que la afición de Clinton a la política nació tras un saludo del Presidente John F. Kennedy en los años sesenta en una ceremonia en elJardín de las Rosas. La anécdota al menos está certificada por una fotografía que Clinton siempre ha conservado en un cajón de la cómoda de su recámara. Al cumplirse 30 años de ese saludo, el exPresidente reunió a un grupo de muchachos de la Legión Americana. Al Gore, que estaba en la ceremonia, les dijo a los chicos: "Les voy a dar un consejo: si consiguen tomarse una fotografía dándole la mano al presidente Clinton, consérvenla, porque es muy posible que luego les sea útil".
Clinton fue un eficaz Gobernador de Arkansas de 1978 a 1992 y su periodo se caracterizó por su prudencia y sentido común en el mando. Sin embargo, a pesar de estas buenas credenciales, cuando fue postulado por el Partido Demócrata era prácticamente un desconocido en las lides políticas nacionales. Se puede decir que su postulación fue por descarte: pocos demócratas aceptaban contender en una carrera presidencial en contra de George Bush, padre. Uno de los motivos de la victoria de Clinton por más de 5 puntos fue aprovechar los malos indicadores económicos registrados durante la administración Bush. La frase "¡Es la economía, estúpido!" se hizo célebre y acaso le dió la victoria electoral.
Los méritos del presidente Clinton se acentúan en la mejora económica, el empleo, el equilibrio fiscal, y en los aspectos educativos y de salud que experimentó Norteamérica durante su mandato. La mayor mancha de su expediente presidencial fue la campaña para sacarlo de la Casa Blanca por parte de la derecha radical (la derechona, la llamo yo), valiéndose del affaireLewinsky que no honró una máxima ideada por el propio Clinton: "Se deben desactivar los incidentes pequeños antes de que se conviertan en problemas graves y salgan a la luz pública". Lo innegable es que durante su mandato, Clinton supo administrar oportunamente la intervención militar de la OTAN en Kosovo y defendió el medio ambiente firmando el Protocolo de Kioto. Menos éxito tuvo su esfuerzo por conseguir la paz en el Oriente Medio, mediando en sesiones de conciliación entre los dirigentes de Palestina e Israel.
Desde entonces Clinton suele decir: "La creciente interdependencia global está erosionando la división entre la política interior y la exterior". Es decir, para abreviar su filosofía política, toda política exterior es local. Por eso, la plática que hoy tendremos con él empresarios y funcionarios del gobierno mexicano, se antoja interesante. Ya les contaré los detalles de este acto que da continuidad a los esfuerzos iniciados hace un par de años con el encuentro internacional sobre tecnología y conocimiento, del cual fue sede Monterrey. Toda política internacional es local. Y viceversa. De cualquier forma estos actos locales van pareciendo una edición muy siglo XXI de la piedra de Sísifo: empujar una serie de iniciativas internacionales muy optimistas, que casi al llegar a la cúspide, resbalan y caer de nuevo en las profundidades inhóspitas del consuetudinario pesimismo de nuestra América Latina.
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