02 abril 2014

EL LUGAR SIN LÍMITES DEL PERIODISMO NORTEADO

En una charla reciente con Carmen Salinas evoqué una novela del chileno José Donoso titulada “El lugar sin límites”. Con este novelista pasé varias veladas en su departamento de la ciudad de México cantando corridos revolucionarios y tomando caballerías completas de tequila. En una de esas noches lejanas de los años noventa, Donoso me contó que cierto fin de semana se sentó frente a su máquina de escribir, casi en estado de gracia, y comenzó esa novelita genial que luego filmó Arturo Ripstein con resultados igualmente magistrales.
Aludiendo a “El lugar sin límites”, Donoso me explicó que su intención no era la novela de tesis – ¡Dios lo librara de semejantes pretensiones! – sino la novela de denuncia informativa; en este caso, la exhibición del autoritarismo mexicano y chileno más ramplón, resultado del machismo que contamina las relaciones comunitarias y de la homofobia más delirante, personificada en el último papel que interpretó el gran Fernando Soler antes de morir: el cacique don Alejo.
Carmen Salinas me respondió festiva que ella también participó en esa película – no ocupaba su aclaración porque la suya fue una de las actuaciones más admirables en esa obra filmada-- y que no recordaba que el guión también lo hubiera escrito Donoso, un sutil crítico de las deformidades sociales y políticas de nuestros pueblos, como lo fueron sus demás colegas del célebre boom latinoamericano. Donoso me expuso además otras razones dignas de ser transcritas ahora: estaba convencido de que la denuncia informativa no pasaba (ya desde ese entonces) sólo por los periódicos impresos, sino además por la literatura, el cine, la carpa, incluso por las pláticas familiares de sobremesa.
Me hubiera gustado que Donoso viviera en esta época: la denuncia informativa ahora se expande por las redes sociales, los blogs, los diarios digitales, Facebook, Twitter, y una amplia gama de formatos que el Internet ha traído como novedades. Pero de igual forma, muchos periódicos impresos que han migrado al mundo digital siguen cargando con sus defectos de origen: obligan a pagar al usuario para leer sus contenidos, no aceptan la intromisión del lector en la reinterpretación de las notas periodísticas. Es decir, quieren suscriptores, no lectores. Y lo peor: hacen bullying informativo (no argumentan; persiguen a su presa, no denuncian; acosan a su víctima) práctica deplorable que no puede funcionar en las redes sociales abiertas a la tolerancia de opiniones diversas.
Carmen Salinas es una mujer informada y sabe hacer denuncia informativa cada vez que improvisa sus opiniones sobre un escenario o cuando evidencia las transas y corruptelas de los políticos en sus largos monólogos teatrales de Aventurera y Perfume de Gardenia.

Por eso es curioso que un escritor ya muerto (José Donoso) y la reconocida reina del Twitter y los memes (Carmen Salinas) entiendan mejor hacia donde van los medios de comunicación y la información en general, que varios periódicos anticuados de Nuevo León, tan norteados como cerrados en sus formatos y hábitos de hacer periodismo de campanario. Por eso tarde o temprano se irán al lugar sin límites, que para el lector que no lo sepa es la manera bíblica para definir al infierno. Amén.

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