04 marzo 2014

GRAVEDAD


Que Gravity sea una película sobre astronautas es anecdótico. En realidad es una historia poética y bellamente minimalista sobre la soledad. Uno se identifica con el personaje principal porque es un ser solitario. Más que sobrevivir, la astronauta busca resolver el íntimo conflicto de estar sola.

Puebla su vacío existencial – el espacio es una metáfora infinita de sus sensaciones íntimas – rogando al fantasma de su amigo muerto que siga contando sus pequeñas historias; le susurra al esquimal del perro, captado en la frecuencia radial, que la siga arrullando con su idioma extraño. Habla a Houston con un monólogo resignado a no escuchar respuesta. La soledad no pesa; lo peor de ella es ser ligera, flotante: no tiene gravedad.

La astronauta solitaria no sabe rezar y menos orar, porque carece del efecto placebo de creer en Dios. De regresar sana y salva a la tierra no la esperará nadie porque no tiene familiares ni amigos. Su única hija murió a causa de un accidente ridículo. Dice odiar el espacio porque en le fondo detesta su condición solitaria. ¿Qué la rodea? Desechos espaciales, nubes de herrumbre. Y el vacío sideral. El oxígeno – otra metáfora de vida – se le acaba poco a poco. De su transbordador en ruinas a la dañada Estación Espacial la separan 100 kilómetros (¿o años?) de soledad.

El transbordador de la astronauta se llama Explorer. Acaso explora con él en la nada cósmica algo que alivie su soledad. ¿La tecnología, por ejemplo? No: es basura convertida en puyas destructoras. ¿Sus semejantes? No: son apenas un hálito de voz desde un lejanísimo Control de Misión. ¿La empatía de un amigo? No: los divide sin remedio el vidrio de sus cascos espaciales. ¿Sus recuerdos? No: su pasado es tan solitario como su presente. Nada a qué asirse o aferrarse que no sea transitorio.

Decía un filósofo que el infierno son los otros. No: el infierno es la falta de los otros. O más bien, el infierno es vivir a solas con uno mismo. Pero con un poco de suerte, se puede empezar de nuevo. Después de quitarse el pesado traje espacial, la protagonista de Gravity renace a la vida, palpando la arena del mar.

Lo se: no es mentira que uno puede, si quiere, salir avante de la soledad. 

No hay comentarios: