El sistema de predicción de delitos, al que me
referí en un post pasado, ha provocado una serie de correos de interesados en
ampliar mi explicación sobre el tema. Este método de anticipación de crímenes,
basado en algoritmos, es una tecnología estrenada hace apenas un par de años, pero
sus resultados saltan a la vista y han sido casos de éxito policíaco en varias
ciudades de Estados Unidos y Gran Bretaña; urbes antes sometidas por el crimen
organizado y las pandillas urbanas.
Este software predictivo, que utilizan los
departamentos de policía de muchas ciudades de primer mundo no es nuevo; se
basa en el diseñado por los profesionales del neuromarketing para los supermercados y compañías de comercio
electrónico: el centro de estos análisis lo determinan las tendencias de compra
de los consumidores con el que los matemáticos, de la mano con psicólogos
conductistas, construyen un patrón de hábitos. El algoritmo que predice las
tendencias de los usuarios de Wal-Mart desde hace cinco años, es el mismo que
predice las tendencias de los criminales en San Diego California, desde hace un
año y medio. La correlación de ambos patrones se detectó hace pocos meses.
El origen de esta similitud entre consumidores y
delincuentes lo explica la neurociencia: los seres humanos somos criaturas de
hábitos y costumbres fijas. El consumidor busca los artículos que quiere
comprar para obtener una satisfacción personal y saciar su ego, y los
criminales buscan el lugar dónde cometer sus crímenes, para tener éxito y
saciar su ego, además de ganar dinero. Así de simple.
Uno de las empresas más novedosos en el mercado
digital para la predicción de delitos es el operado por la empresa PredPol: sus
procesos innovadores predicen delitos en tiempo real. Se trata de un proyecto
en fase beta, es decir, sigue en proceso de aprobación, pero puedo asegurar que
su tecnología es muy efectiva. Estuve presente en una de sus pruebas en San
Diego, California hace algunos días y me dejó gratamente sorprendido por su
alto margen de certeza.
El sistema se basa en un data mining , es decir, en la minería de datos; se recaba la
información pormenorizada de los delitos que han ocurrido en el pasado
inmediato, semanas o meses, en un mismo marco geográfico, para predecir a través de zonas de calor, dónde
puede ocurrir un crimen el día de hoy o de mañana. ¿Qué contiene el data mining de PredPol? Almacena una base de datos de conductas
criminales, repetición de victimización, y un principio de conducta bien
estudiado para otros temas por la neurociencia: los criminales, al igual que
los consumidores tienden a no alejarse mucho de la zona que mejor conocen. Este
tipo de sistemas predictivos redujo a principios de este año 2012 los delitos
violentos un 30 por ciento en las zonas urbanas donde se ha aplicado. En Los
Ángeles, el programa se desarrolló para una sola circunscripción y el resultado
fue contundente: se experimentó una caída de 12 por ciento de la delincuencia
en la zona, mientras en el resto de la ciudad los delitos aumentaron un 0.2 por
ciento. La variación de las cifras no es casualidad.
Sería muy interesante invitar a Monterrey a uno de
los creadores del PredPol, quien además, por obvias razones, ha sido alcalde de
Santa Cruz California: el profesor Ryan Coonerty. Este joven universitario
bajito y rechoncho, de modales desenfadados y pinta de buena gente, ha causado
revuelo en muchas ciudades de Estados Unidos que se han decidido a aplicar su
algoritmo y análisis matemáticos. Cuando lo saludé hace una semana en su casa,
su mayor orgullo fue mostrarme a su hijo recién nacido.
Sería conveniente invitar a Ryan con todo y bebe para que nos explique como poner en marcha este sistema, útil sobre todo para el robo de autos y de
casa-habitación, delitos donde los patrones de los criminales puede ser más
fácilmente detectados. Al sistema
PredPol lo acompaña una línea telefónica que siendo alcalde, Ryan creó para
reportar abusos laborales, en un sentido muy similar al que en Nuevo León
operamos para la organización no gubernamental YaVas, y que nos funcionó muy bien hasta que se contaminó de
política.
Los reparos críticos a los sistemas de anticipación
de delitos giran en torno a dos asuntos: el espionaje oficial, estilo Big Brother, que según sus detractores
puede atentar en contra de los Derechos Humanos y la detención de sospechosos
que no puede convertirse en pruebas de delito en un proceso penal, porque las
matemáticas no son evidencias legales. La respuesta para ambos temas es la
misma: apliquemos primero el sistema, evaluemos
resultados, y dejemos los pruritos legales para después. O vale más resignarnos
a que el crimen nos siga destruyendo como sociedad. No son muchas las opciones
que tenemos. ¿O si?
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