Hace un par de semanas, saludé por
Facebook a una amiga española, radicada en Madrid y tocamos el tema de las
marchas. Le dije: “Ustedes los españoles hacen manifestaciones por cualquier
cosa: el aumento de impuestos, la carestía de la vida, el desempleo (el paro le
dicen en España), la falta de cuota diaria de goles de Messi, un reality show
transmitido por televisión muy noche. No me respondió. Pero ayer, mi amiga
español, se vengó de mí: “Nosotros en España hacemos marchas por cualquier cosa”
me dijo “pero ustedes en México, hacen marchas por cosas que no existen. Salir
a protestar masivamente en contra de un político, no por lo que hizo, sino por
lo que va a hacer, es forzar demasiado la imaginación. No pueden reclamarle
cosas que aún no hace”.
Quizá tenga razón mi amiga,
aunque la manifestación juvenil del pasado fin de semana en México, y en varias
ciudades del país se debió a lo que los jóvenes consideran una manipulación de
información política de algunos medios masivos. No analizaré las causas de
estas marchas, sino la manera como se organizaron. La convocatoria se operó a
través de las redes sociales. Es la primera vez en la historia de México que un
movimiento ciudadano se organiza directamente por Twitter y por Facebook.
En varios países del Cercano
Oriente como Egipto, Libia, Túnez, los jóvenes se manifestaron a través de las
redes sociales. Se convocaron por Twitter y Facebook a tomar la calle y
protestar masivamente en contra de la dictadura que asolaba a su país. Gracias
a estas marchas, los dictadores fueron derrocados. México no se puede comparar
con ninguna de estas dictaduras del Cercano Oriente: ni con Egipto, ni con
Libia, ni con Túnez. Somos una democracia, todo lo imperfecta y desigual que se
quiera, pero una democracia al fin. Los gobernantes no se eternizan en el
gobierno (excepto alguna líder magisteriales), los ciudadanos podemos
expresarnos con libertad, y los votos, en la mayoría de los casos, cuentan.
Pero muchos de los 40 millones de jóvenes que existen en México estaban
apagados, embriagándose en los antros, jugando a los videojuegos, o mandando
los mil y un SMS en sus celulares. 7 millones de ellos son Ninis, ni estudian
ni trabajan.
Ahora, una buena parte de estos
estudiantes de escuelas privadas (no solo las públicas), nos están obligando a
tomarlos en cuenta y a decidir el futuro que quieren. Ya usan el Internet para
organizar acciones políticas, y salir a las calles a manifestarse. Se asumen
como ciudadanos con todos los derechos y (espero), con todas sus obligaciones.
Esto mientras no se polaricen los ánimos ni se lleguen a extremos.
En el año 2008, acompañé a mi
amiga española a una marcha masiva en Madrid. Fuimos a protestar en contra de
un escritor español, porque no queríamos que le otorgaran el Premio Cervantes.
Entre los manifestantes de la marcha estaba, ¿quién cree usted?, el propio
escritor. Yo me acerqué a preguntarle: “¿Oiga, que hace aquí, si la marcha es
en contra suya?” El escritor me respondió: “Soy un fan de todas las marchas;
nunca me pierdo ninguna, aunque sea en contra mía. Lo importante no es el
destino de la marcha, sino manifestarse”.
O como dice un refrán de los marineros españoles: lo importante no es
llegar, sino navegar.
(EDITORIAL PARA MVS NOTICIAS, DEL DÍA 21 DE MAYO DEL 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario