01 abril 2013

MÉTODO DISC JOCKEY PARA AMAR



Una amiga me ha explicado un método para amar, digamos que patentado por ella, que ha bautizado como “del disc jockey”. Este método parte de la idea de que vivimos una era en donde las cosas y los sentimientos no suelen durar y por tanto, no persisten en el tiempo. Las muchachas cambian de novio como de lápiz labial y maquillaje Chanel y Esteé Lauder. Estar a la moda significa variar de galán y a menudo hasta de prometido. En las modernas relaciones sentimentales todo lo sólido se desvanece en el aire. O se derrite como glaciares de Al Gore. O como rimel de mala calidad (estilo Clarins).

Claro que no es intención de las chicas (no de todas) rotar de pareja. Pero el ambiente social así lo exige. Vivimos bajo nuevos patrones consumistas. En un ambiente regido por las reglas del mercado el único fin es crear más y más demanda. De ahí que la pareja sea un objeto de consumo; un bien para ser utilizado antes de desear otro producto. U otro servicio.

Lo que ahora predomina como moda es rotar de amores constantemente. Es el nuevo mercado del corazón: cambiar pareja con la misma rapidez con que la Britney le abre las piernas a un mesero. O la Hilton graba un video erótico. O la Lohan se prepara una tacha (no aludo a estrellas mexicanas para que no me demanden). En fin, que los amores ya no se consagran “hasta que la muerte los separe”. El amor ha dejado de ser una palabra en singular. Hoy hablamos de amores en plural. Secuenciales o alternados, lo mismo da. Todos formamos parte de la era de los amores líquidos; amores que fluyen, cambian, se modifican, se transforman. Líquidos y gaseosos porque no conservan su forma: son informales, amorfos.

En este bacanal no resta más que utilizar el recurso de mi amiga: el método disc jockey para amar sin morir en el intento. Su método registra los siguientes pasos: mezclar las parejas que tengamos. No inventarnos amores: mejor reciclar los que ya tenemos. Toquemos un amor y pasemos al siguiente. Si los empalmamos, que tengan el mismo rito y acordes similares. Usemos las manos para variar un poco el ritmo que nos imponen: veamos que el éxito pasa por lo digital (este paso final no lo entendí bien).

Me explica mi amiga en un antro las bondades de su método de amar. He tomado nota de cada paso suyo. Ella, que nunca se graduó de ninguna universidad. Y sospecho que tampoco de ninguna prepa. Pero donde menos se piense (le digo por decir) salta la liebre de la sabiduría. Pobre: en realidad no vinimos a filosofar.

--Y es que yo sólo creo en la religión de la piel.

--Eres un cursi.

Mi amiga me ha llevado a ese antro para despistar al insomnio y escuchar al disc jockey de la noche. Un veinteañero amigo suyo; ella que tiene cuarenta. Pero el joven es buen Dj: escoge bien la música rap y hip hop y la mezcla con dance o electro. Utiliza con más prudencia de lo debido el giradiscos y los secuenciadores pero le sale con estilo el groove y el efecto que, según mi amiga, se llama turntablism: girar los discos hacia atrás y adelante con la mano. Al final, las distorsiones que resultan no son malas. Aclaro que tanto tecnicismo es mérito de mi amiga. Se ha subido un par de veces al escenario para manipular sin ayuda la mesa de mixter.

Entonces caigo en la cuenta de lo que quiso decir con su método; lo que resulta es una distorsión de las prácticas amorosas que para ella es el único recurso para no zozobrar en el espacio líquido de las modas actuales: mezclar los amantes con armonía; no inventar amores, sucederlos con suavidad, o empalmarlos al mismo ritmo. Y finalmente, usar el tacto. Trato de desarrollar la idea pero se me embrollan los pasos; en estas cosas del amor muchos tenemos dos pies izquierdos, son como sombras entre tanto pensamiento que se quiere lúcido; un ente sólido que frena la fluidez del cerebro.

La presentación del Dj ha terminado y me quedo solitario en la mesa. Mi amiga ha corrido detrás del escenario. Va esparciendo por el suelo sus feromonas desatadas. Regresa con el cabello revuelto y los ojos al revés. No se disculpa pero se elogia a sí misma:

--¿Te gustó el método que inventé? Te lo dijo alguien con amplia experiencia en el tema.

--¿En el tema de los Dj?

--No, en el tema de follarme a quien se me pare enfrente.

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