28 julio 2012

¿A LA PRENSA CON CARIÑO?


¿Cuál es el rol que le está dando a Internet la prensa tradicional de México comparándola con la de otros países emergentes? La webmedia, es decir, la reproducción de un periódico en un entorno virtual, va más allá de los aspectos tecnológicos y de mercado; abarca principalmente la comunicación de masas. En Gran Bretaña los lectores de periódicos se informan 65% más en www.guardian.co.uk que en las páginas impresas del Guardian de Londres. Al margen de calidad de prosa o celebridad de los articulistas, los lectores comunes buscan la actualidad inmediata de la nota, y eso sólo lo consiguen online, dentro del nuevo ecosistema que se forma en la red virtual.

Esto se debe a un fenómeno psicológico que produce la web: el lector de periódico tradicional quiere informarse, saber noticias; el internauta, en cambio, quiere no sólo saber, sino ser parte de la transmisión de la noticia: no aspira a ser un consumidor de información sino un “prosumidor”, o sea, un productor de información y no solo alguien que se limita a recibirla o digerirla como la ofrece un medio impreso. Cuando la prensa escrita se traslada al ambiente virtual se convierte en un instrumento de conversación, a riesgo de perder el control y parte de la propiedad que conlleva la nota. En la web, la información se vuelve de todos y de nadie. ¿Es esto bueno o malo? No lo se.

La mayoría de los medios más influyentes del mundo se han adaptado al nuevo entorno mediático. Han dejado de cobrar el acceso a sus versiones electrónicas. Ni El País ni el Washington Post cobran un centavo por navegar en su menú de noticias, reportajes o artículos de opinión del día.

¿Pero qué pasa con algunos medios de comunicación en México que sí cobran una cuota por navegar en sus sitios? Acaban por tomar distancia de la evolución que experimentan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Estos medios periódicos pretenden, más allá de percibir ingresos extras por la vía del puntocom, mantener su estatus como productores privilegiados de la verdad. Utilizan la red no para interactuar sino para mantener el control y la propiedad de la información, o más bien, su información. Incluso la función que ofrecen en sus sitios para que sus lectores opinen, nos exigen una cuota previa a los cibernautas que cada vez somos menos los dispuestos a pagar.

De ahí se deduce su ofensiva mediática en contra de la webmedia, los blogs, los videoblogs y en general del periodismo participativo. Estos medios pudiera defenderse aduciendo que actúa así por mero instinto comercial (le deja más vender su sitio que abrirlo sin más): o sea, abrir gratuitamente su versión online le resultaría menos rentable financieramente.

Sin embargo aun desde este punto de vista puramente comercial se equivocan: en España, el periódico gratuito más leído es 20 Minutos (por cierto también uno de los mayores negocios informativos en español) cuya versión en línea, con más de 500 mil visitas diarias en promedio, es la más leída en Iberoamérica. ¿Pero de dónde obtiene este medio de comunicación sus grandes ingresos? De la publicidad y los llamados servicios accesorios, así como de la oferta de blogs que 20minutos diseña para sus lectores.

Ningún medio de comunicación, en ninguna parte del mundo, vive de sus suscripciones. La publicidad es el único medio de subsistencia para cualquier periódico impreso o en línea (además del subsidio oficial con el que se oxigenan algunos).

Resumiendo, la aldea global del periodismo impone sus reglas no escritas que ciertas aldeas locales se niegan a cumplir. Pero puede más un carbonero negando que Santo Tomás probando. ¿Por ceguera o cacicazgo? Que saque cada lector sus conclusiones.

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